Competidor de Sal Lobos exportará en octubre primer embarque de sal a EEUU

Luego de 37 años de espera, a fines de octubre el millonario estadounidense Leonard David Mahoney enviará su primer embarque de sal desde el Salar Grande de Tarapacá a la costa este de EEUU. Atrás quedan los trámites, los problemas económicos y peleas judiciales que por cuatro décadas detuvieron sus planes. Todo luego de que a fines de agosto se cerrara la última fase de la negociación con Endesa, para que la eléctrica chilena le vendiera a las empresas del norteamericano el puerto de Patache en US$ 20 millones y pudiera así embarcar su sal por ese terminal.

Con esos embarques, Mahoney espera retomar el liderazgo del meracado de la costa este de EEUU, donde 1,5 millón de sal chilena -que es lo que se pretende exportar- puede representar fácilmente el 50% del total que se vende en la zona. Había perdido esa condición cuando Sal Lobos en la era Yurazseck -es decir, antes de traspasar esa empresa a la alemana K+S- dejó de venderle sal y empezó a exportar directamente este insumo para el deshielo de carreteras el nicho en que Mahoney era el rey.

Ahora la situación puede darse vuelta, augura Carlos Pérez Cotapos, representante legal de las dos empresas que tiene Mahoney en Chile - Terminal Marítimo Minera Patache y Compañía Minera Cordillera, puerto y yacimiento de sal, respectivamente-; "Si bien ahora sólo estamos en el mercado de la sal industrial, bien se podría entrar al mercado de consumo humano", nicho en el que Sal Lobos es líder indiscutido en Chile.

30 años no es nada

En 1975, Leo Mahoney desembarcó en Chile. Mantenía una relación comercial estrecha con Osvaldo de Castro, entonces gerente general de Sal Lobos, controlada por la familia Antonijevic, y a sugerencia de este compró, en 1975, pertenencias mineras que abarcan unas mil hectáreas de superficie en el Salar Grande de Tarapacá.

Su idea era garantizar así la provisión de este elemento para Estados Unidos, donde este descendiente de irlandeses nacido y criado en Boston compraba, transportaba y vendía sal para deshielar autopistas y calles de la costa este a través de Eastern Minerals Salt.  Desde esos años su representante legal y consiglieri fue Eulogio Pérez Cotapos, padre del que hoy asesora al norteamericano.

En esos años también empezó a pedir los permisos necesarios a la Gobernación Marítima  y el Ministerio de Defensa para operar un puerto por el cual sacar la carga. Pero vino la crísis de la deuda, en los 80, y el proceso se detuvo. Tras ello Endesa, entonces dirigida por José Yurazseck, se adelantó a Mahoney y obtuvo las autorizaciones para construir y operar un terminal en Patache para desembarcar carbón y así abastecer a su central termoeléctrica Celta, explica Carlos Pérez Cotapos

En este escenario. Mahoney optó por esperar y dejar sus pertenencias mineras "en barbecho", mientras seguía comprando sal a la familia Antonijevic. Su nueva oportunidad llegó cuando, tras cambiar de controlador, Endesa y el grupo Enersis inició a fines de los 90 e inicios del nuevo siglo una política de enajenación de aquellos activos no vinculados con la electricidad. Y a la par de vender la Inmobiliaria Manso de Velasco y desprenderse de la sanitaria Aguas Cordillera, decidió licitar el puerto de Patache. Ahí fue Mahoney. Aunque la licitación convocada por Endesa se declaró desierta, el norteamericano hizo una oferta posterior a la eléctrica y firmaron un preacuerdo por el cual desembolsó US$ 8 millones.

Pero Sal Lobos, desde 2001 controlada por una alianza formada por José Yurazseck,   Marcos   Zylberberg   y Citigroup, entre otros, no vio con buenos ojos la transacción e inició una guerra judicial. Tres juicios civiles enmarcaron la conflagración. Endesa, que también participaba en uno de los litigios, fue representada entonces por Pablo Rodríguez, mientras que Sal Lobos recurrió a Gabriel Cáceres y Enrique Alcalde, y para enfrentar una acusación de Mahoney y Minera Quimal ante el Tribunal de Defensa de la libre Competencia se asesoró por Carlos Concha, de Prieto y Cía,. Mahoney puso al frente a Eulogio Pérez Cotapos, su hijo Carlos y otros abogados del bufete Cariola y Cía.

La disputa pintaba para largo cuando llegó la oferta de la alemana K+S para comprar Sal Lobos a fines de 2005. Los socios vendedores optaron por cerrar los juicios pendientes y así poder sellar el negocio. El 21 de abril del 2006, pocas semanas antes de concretarse el cambio de propiedad en Sal Lobos, los litigios se cerraron y Mahoney desistió de su denuncia ante el Tribunal de la Libre Competencia, entidad que decidió seguir el proceso de oficio y en virtud de eso sancionó en diciembre pasado a Sal Lobos por obstruir la libre competencia.

Los nuevos planes

Hoy las empresas de Mahoney, dirigidas en Chile por Jaime Lagos y secundado por el ingeniero Jorge Pastene, invierten en ampliar el puerto de Patache para que éste pueda exportar sal, ya que hasta ahora sólo estaba habilitado para descargar carbón (para la central  eléctrica Celta) y ácido sulfúrico, que se vende a Interacid, que a su vez se las transfiere a las mineras.

En esas obras desembolsarán unos US$ 6 millones y podrán así embarcar a EEUU 1,5 millón de tonelada de sal. A ello se suman los US$ 10 millones invertidos en extraer sal del yacimiento Ternardita, que abarca 200 hectáreas. De ahí tienen para sacar sal por más de 100 años y entre el puerto y la mina dan trabajo a más de 200 personas.

Las restantes pertenencias salíferas se explotarán con los años, conforme se amplie el mercada porque están más lejanas del puerto y requieren que se construyan caminos. Con ellas, en todo caso. Leo Mahoney y su hija y sucesora, Shilagh, están tranquilos. Tienen sal de Chile para mucho rato.

Fuente: La Tercera