Directorios, actividades filantrópicas, su compromiso con la comunidad alemana y los deportes mantendrán ocupados a los Von Appen. Su experiencia es un activo que otras empresas buscan y que ellos también traspasan a los más jóvenes.  

En julio el empresario naviero Wolf von Appen alcanzará la edad de la jubilación. Claro que en su caso no será la legal de 65 años, sino que a los 68. Su hermano mayor, Sven, los cumplió en 2002 y traspasó sus responsabilidades a su primogénito, Dag von Appen Burose. Ahora le llega el turno a su primo Richard von Appen Lahres, segundo hijo de Wolf.

Desde la muerte de su padre Albert von Appen en 1971, Sven y Wolf rigieron el destino de la empresa familiar Ultramar, hasta transformarla en el quinto grupo económico del país, con un patrimonio estimado en US$ 1.000 millones. Se compone de las navieras Transmares y Ultragas, y las agencias de servicios portuarios Ultramar, Ultraterra, Ultraport, Depocargo y Sintrans. También participa en la propiedad de puertos y tiene la representación de las aerolíneas Lufthansa y Tame. Otras inversiones son predios forestales y agrícolas, minas de carbón, el 25% de la eléctrica Guacolda y una participación en CAP que les permite nombrar un director.

Con la programada salida del hermano menor se produce el final de un ciclo y el comienzo de otro, en el que Sven y Wolf pueden empezar a administrar su tiempo para traspasar la experiencia acumulada en décadas de trabajo a otras empresas para las cuales su amplio conocimiento del negocio logístico resulta un activo muy valioso. Eso los está convirtiendo en apetecidos directores profesionales de compañías mineras y del comercio.

A Sven von Appen lo reclutó Horst Paulmann para integrarse a la mesa de Cencosud, causando cierta extrañeza en algunos círculos de la comunidad alemana en Chile, por una suerte de acuerdo tácito que existía entre sus empresarios pesos pesados (donde se incluye a los Kauffmann y a los Schiess), de no mezclarse en los negocios de otros compatriotas. Sólo una semana después a Wolf lo nombraron director de Soquimich.

"No lo visualizo como una veta especial, pero si les ofrecen directorios que les parezcan atractivos, yo creo que los van a tomar", señala un cercano amigo de los Von Appen.

También participan en numerosas actividades gremiales, filantrópicas y deportivas. Wolf ha sido consejero de la Sofofa, vicepresidente del Centro de Estudios Públicos y de Icare y miembro del consejo consultivo de Paz Ciudadana. Entusiasta golfista, además, preside el Club de Golf Rocas de Santo Domingo. Sven, por su parte, es consejero de la Fundación Chilena del Pacífico, pertenece a la junta directiva de la Universidad Adolfo Ibáñez, es director de Endeavor desde el año pasado y oficial de reserva de la Armada.

Los hechos están demostrando que delegarán la conducción de su grupo de empresas, pero están muy lejos de ser ejemplo de un plácido retiro.

Sencillez germánica

El celo con que mantienen distancia con los medios y que no rompieron en esta ocasión es algo que no cambia. Sin embargo, en privado, aunque reservados, demuestran calidez y muchas ganas de inculcar la experiencia ganada durante su trayectoria, frecuentemente recurriendo a historias personales.

"Una vez me llegó una invitación para una comida en el Cantagallo. Son invitaciones sorpresivas en que no dice el nombre del dueño de casa. Cuando llegué resultó que era Sven von Appen. Eramos como 15 ó 20 personas. Tuvo un trato súper cálido, sencillo, habla de tú a tú sin ninguna ostentación, pese a ser un megaempresario. Me acuerdo que le preguntábamos muchas cosas y él respondía con anécdotas familiares. Lo que más repetía era que lo que tenía lo había conseguido sobre la base de trabajar, trabajar y trabajar", relata un emprendedor reclutado por la Fundación Endeavor.

Una faceta relevante es el gran compromiso con sus raíces germanas. En la cumbre de Apec de noviembre pasado, por ejemplo, Sven von Appen tuvo la oportunidad de conversar largamente en la lengua de Goethe con su compatriota y controlador de Cencosud, Horst Paulmann, durante los 500 metros que recorrieron entre el comedor donde almorzaron los asistentes a la Apec Ceo Summit y los salones de CasaPiedra, donde les esperaba una conferencia del Presidente de China, Hu Jintao.

Esta compenetración con su comunidad es otra fuente de compromisos que copan su agenda. A fines de los 80 Wolf von Appen presidió la Cámara Chileno-Alemana de Comercio e Industria (Camchal) y actualmente forma parte del consejo consultivo de la Expo Alemania 2005, una feria organizada por la cámara binacional que se efectuará en septiembre. "Su apoyo ha sido fundamental, aporta o apoya con sus contactos. Un llamado de él abre muchas puertas, no necesariamente de la comunidad (alemana). Son gente muy bien conectada. Ultramar además, va a ser uno de los más grandes expositores, también va a estar Lufhtansa", cuenta una fuente ligada a la embajada germana.

La compañía de nuevo es mencionada como una gran aportante de fondos para la labor de formación profesional realizada por el Instituto Insalco, entidad creada por Camchal desde la cual se reclutan cuadros que después llegan a ocupar importantes cargos en las empresas del holding. Wolf, por otra parte, es representante legal del periódico bilingüe Cóndor. "Tiene un espíritu muy cooperador, incluso sacrifica valiosas horas en una sociedad periodística en la que no tiene ningún interés económico", destaca el director del medio Carlos Büchner. Y gracias al apoyo de los Von Appen, en 1985 se levantó el edificio que alberga las instalaciones de la Liga Chileno-Alemana y la biblioteca y archivo histórico Emilio Held Winkler.

En paralelo, la mujer de Sven, Griseldis Burose, ha realizado una destacada labor educativa entre niños de zonas rurales a través de la Corporación People Help People, apoyada siempre por su marido y por Wilma Lahres, señora de Wolf von Appen. La entidad ha invertido sobre US$ 35 millones en la construcción y mantención de seis colegios, dos municipalizados y cuatro subvencionados, que proveen educación a cerca de dos mil niños de Santo Domingo, Panguipulli, Pu-llinque y Pilmaiquén. En 2004 a Griseldis Burose se le concedió la nacionalidad chilena por gracia debido a este trabajo.

Primero el negocio, después la familia

En 1991 los Von Appen inspiraron y ayudaron a financiar la Cátedra de Empresas Familiares Albert von Appen de la Universidad Adolfo Ibáñez, bautizada así en memoria del fundador de Ultramar, un alemán que llegó a Chile en 1937 junto con su esposa como inspector para la costa Pacífico de Sudamérica de la naviera alemana Hamburg Amerika Linie, con sede en Valparaíso, cuando Sven tenía tres años y Wolf dos meses. La cátedra fue una consecuencia de la inquietud de estos últimos por el tema de la llegada de nuevas generaciones a la empresa familiar.

Los Von Appen suelen señalar que "primero está el negocio y después la familia". Una muestra de que empresas familiares hay muchas en Chile, pero pocas han sido capaces de hacer el diseño de vanguardia con que resolvieron el problema del relevo en Ultramar.

Hace 30 años empezaron a delinear el mecanismo, época en que nombraron director con responsabilidad de arbitrar a Fried Stelloh, ejecutivo clave en el crecimiento del grupo, cuya impronta incluso se extendió a asuntos familiares. Con él se desarrolló la estrategia de traspaso y el sistema adquirió más forma con ayuda de la Adolfo Ibáñez. Acordaron ser coadministradores y que entre los 65 y los 68 años delegarían la conducción en uno de sus descendientes. Con el tiempo los hermanos decidieron a los sucesores, quienes antes deben ganar experiencia en diversas áreas y escalafones de las compañías. Los otros hijos heredan parte de la propiedad y pueden trabajar en el grupo, pero no aspirar a dirigirlo.
 
Fuente: La Tercera